«Hemos recuperado cosas que habíamos perdido en los últimos amistosos como la profundidad, el criterio y las ocasiones». Paco Herrera respiró aliviado hace una semana tras haber visto una buena imagen de su equipo ante el Getafe. Las sensaciones amargas que dejaron los amistosos ante Numancia y Osasuna, saldados ambos con derrota, escocieron. Y es que la temporada que espera al Real Zaragoza va a estar marcada por la máxima exigencia. De ahí que el lateral izquierdo Abraham haya dejado claro lo que les espera: «Nadie nos va a regalar nada porque seamos favoritos». Efectivamente. Por historia y plantilla los blanquillos están obligados a luchar por ascender de forma directa. Otra cosa será si son capaces de aguantar la presión. Para tal envite han contratado a un entrenador que sabe lo que hay que hacer para lograrlo. Así quedó demostrado en Vigo hace dos campañas. Tanto por aquel entonces como por ahora, el nivel de la plantilla acompaña. Más allá de que carezca de nueve puro, ante la salida de Helder Postiga, Herrera pondrá en liza en Alicante un once sin referencia como aquel Celta de Iago Aspas. El presumible 4-3-3 por el que aspostará el catalán está bastante definido. Quizá se cuele al final Víctor, que ha hecho méritos esta pretemporada. Lo que está garantizado es que no variará la forma de jugar de los maños. Siempre en corto, casi siempre combinando hasta la portería contraria. El mítico Leo Franco (36 años), que llega en forma, suele buscar a Mario Paglialunga. Como bien sabe el respetable del Rico Pérez, el argentino ve el fútbol con claridad. Quizá no con su regularidad, pero el Zaragoza tiene potencial en todas sus líneas.
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