sábado, 27 de abril de 2013

Enredado

Sonó el silbato del árbitro en El Toralín, indicando el final del partido, y los más de 3.500 aficionados del Sporting de Gijón, que se habían desplazado a Ponferrada, se echaron las manos a la cabeza. El conjunto de José Ramón Sandoval decía prácticamente adiós a sus posibilidades de disputar el play-off de ascenso, ya que la diferencia con el sexto clasificado, Las Palmas, se iba a los nueve puntos. Un duro golpe para una afición que soñaba con el retorno a Primera después de ver como los suyos se habían impuesto con contundencia en los últimos cuatro encuentros de casa. Por ello, la semana ha sido dura para el sportinguismo. Además de los análisis deportivos se ha criticado con dureza la gestión económica del presidente Vega-Arango. El  club, que tiene más de veinte mil socios, que ha vendido varios jugadores (De las Cuevas, Botía y Barral), ha tenido que acudir a un fondo de inversión para saldar una deuda de 2,5 millones. Con este panorama, es más que evidente que podrían volar las figuras de la plantilla de seguir otro año más en Segunda. Todos estos pensamientos circularan por El Molinón minutos antes de que arranque el choque y pueden afectar al ánimo de la hinchada si la cosa se pone fea. Sandoval, consciente de lo que pueden encontrarse sus jugadores si no rinden, ha declarado: «Tenemos que volver a ilusionar a la gente, pero sin dar nada no es posible». Y es que la falta de actitud de los asturianos ante la Ponferradina ha abierto heridas. Trejo y cía saldrán, en desbandada para lavar la imagen, con la idea de que lo imposible parezca posible. 


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