sábado, 24 de noviembre de 2012

Un cambio milagroso

«Es el premio a la estrategia de ganador que infunde nuestro entrenador a los jugadores. Nunca se da por vencido y no especula jamás con el resultado», comenta Joaquim Boadas, presidente del Girona. Y es que el club catalán ha experimentado una verdadera transformación en poco tiempo y, lo más curioso, es que la confección de la plantilla quedó condicionada al prescindir por cuestiones económicas del entrenador Salamero, que logró con mucho mérito salvar la categoría, de Coro, la estrella del equipo; Moha, veteranía y determinación y Dorca, el gran capitán. Con dicho panorama, la temporada invitaba a seguir sufriendo. Rubi, segundo en la 2011/12, asumió el mando y con él llegaron algunos clásicos de la división de Plata como Jofre y Moral. La planificación disparó, si cabe, la desilusión en el aficionado. Un sentimiento que tomó cuerpo en la primera jornada cuando los gerundenses no pasaron del cero a cero ante el Sabadell. Sin embargo, cosas del fútbol, el rumbo iba a cambiar en la jornada siguiente. El 1-5 en Guadalajara encendió una llamarada de ilusión. Aquel día los rojiblancos presentaron una candidatura al ascenso que han ido reforzando con el 5-0 a Las Palmas, el 3-1 al Sporting y el 5-2 al Recre. Aunque realmente su fuerte está siendo la regularidad: nueve victorias, tres empates y dos derrotas. La clave reside en que el Girona actúa como un equipo. Eso se debe a la motivación que está inculcando Rubi en Mallo, Migue, Tébar y Acuña, profesionales que la pasada campaña no demostraron ni la mitad de lo que están demostrando ahora. Un cambio milagroso.

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