La gesta copera del Mirandés, un equipo por aquel entonces de Segunda B, convirtió Anduva en el centro de atención de la pequeña población burgalesa. Un vetusto estadio con aire inglés, donde el hincha se desgañita al animar, es el mejor aliado del rival del Hércules. «Nosotros somos con nuestra afición mucho más Mirandés, eso es indudable. Luego en cuanto a esfuerzo, intensidad y ganas de hacerlo bien lo estamos dando todo». Carlos Pouso resume la esencia de los rojillos en casa. Quique Hernández, conocedor de las dificultades que representa jugar de visitante allí, ha adelantado el viaje para preparar a conciencia un envite con tintes de final. El entrenador local también le ha otorgado la misma trascendencia al choque. Porque, aunque quede mucha Liga por delante, los locales solo han sumado dos victorias. También es verdad que la última, hace mes y medio, llegó tras endosarle un 3-0 al Barça B. Vamos que el colista es capaz de poner en apuros al más pintado. Almería y Girona no han podido con él. Otra de las trasformaciones que sufre el Mirandés en casa es que busca tener el control del balón. De ahí que Quique haya pensado en alinear un centro del campo más creativo con Mario y Bedia. La lucha en el eje promete ser interesante como también en las áreas, donde ambos conjuntos están mostrándose cándidos. Por algo son los menos goleadores de la categoría junto al Racing (13). Couso ha repetido en más de una ocasión que esta carencia se debe a «errores en la elección de las jugadas en los últimos metros». Para remediarlo pretenden que Anduva marque el primer gol registrando, desde el inicio, el ambiente de las citas coperas.
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