«Mourinho se ha dado cuenta de que no encontrará problemas en Barcelona y los está buscando en casa». Esta declaración de Gerard Piqué hace meses vino a colación de las diferentes tensiones que ha vivido el técnico portugués con pesos pesados del vestuario como Casillas y Ramos. Dentro del ansia del entrenador del Madrid por controlarlo todo se metió con Alberto Toril por la forma de gestionar el Castilla. «Tiene (Toril) que decidir si para él es más importante terminar quinto o décimo o si ha de ayudar a la progresión de un jugador en una posición que el entrenador del primer equipo considera fundamental». Aquel no fue un capítulo aislado. Al técnico del filial se le ocurrió contradecirlo sobre que Nacho no era lateral izquierdo sino polivalente. Desde ese momento, The Special One empezó a convocar más a Morata, José, Nacho y Jesús solo para los minutos de la basura y, a veces, ni eso. La consecuencia ha sido que el Castilla ha perdido posiciones progresivamente. Ahora ocupa el puesto 15. El bajón es preocupante. A más de uno se le ha pasado por la cabeza la posibilidad del descenso. Si le ocurrió en 2007 a una generación de oro, la de Javi García, De la Red, Granero, Valero, Mata y Negredo, por qué no le va a pasar a ésta. Los blancos hacen aguas en defensa. Por algo son los más goleados (34). Ahí Toril tiene mucho trabajo. El arma que le está funcionando para combatir esta carencia es el contraataque. En palabras de Escribá, el mejor de la Liga. Jesé y Denis son las puntas de lanza. Dos dobletes suyos tumbaron al Racing. Si andan inspirados se la pueden liar a cualquiera.
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