Sergi Barjuan fue el lateral izquierdo del Barça durante nueve temporadas (93/02). Una época en la que aprendió a utilizar las dos piernas para controlar el juego, gracias a Cruyff, como paso previo a explotar su velocidad. Pues bien, ahora enfundado en el papel de entrenador, el catalán ha moldeado al Recreativo de la misma forma que el mito holandés hizo con él. Primero ordenó al equipo y luego trabajó con la idea de que lo importante era conservar el balón. Este proceso conllevó que durante bastantes jornadas los blanquiazules, siendo superiores en el control del juego, apenas consiguieran superar a sus rivales. Un tema preocupaba: los goles, máxima futbolística por antonomasia. Sergi se puso manos a la obra y fueron llegando más y más, gran parte de ellos saliendo a la contra con la velocidad de Valle, Alexander y Chuli. Este último, que anda tocado, está siendo una auténtica revelación. Nació en Huelva y a los 14 años se fue a la cantera del Espanyol. Regresó a la tierra en verano para reforzar al filial y Sergi se lo llevó a la pretemporada. Allí descubrió el diamante en bruto que tenía entre manos, por lo que no dudó en contar con él. Esa confianza en el «29» se ha traducido en 14 goles. No tenían los locales un delantero tan eficaz desde Uche que, en la 05/06, hizo 20 dianas. La realidad es que los resultados de la segunda vuelta han mejorado notablemente los de la primera. El cambio de fichas en la portería ha cortado la sangría. Cabrero está mejorando el rendimiento de Alejandro. Desde que es titular, el portero ha recibido solo tres tantos en seis encuentros de casa. Hay ilusión por regresar a Primera. La zona de promoción está a un punto. Todo es posible.
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