Avispados como mínimo. Los jugadores de Las Palmas avistaron hace meses la fómula que les está llevando a perseguir el ascenso a Primera sobrados de argumentos y no cejan en su empeño de conseguirlo. Hace dos semanas el Guadalajara les bajó a la tierra con una victoria trabajada y conseguieron rehacerse ganando en el complicado Toralín sobre la bocina. Thievy, cómo no, se libró de su marcador y, tras un precioso amago, soltó un disparo mordido con la izquierda, su pierna mala, que pasó lánguidamente entre las piernas de un desacertado Santamaría, un detalle significativo pues siempre son necesarias dosis de suerte para conseguir los objetivos. Pero la fortuna no suele ser fruto de la casualidad y, en este caso, no lo es. El conjunto canario se esfuerza en practicar un fútbol preciosista, que casi le cuesta el puesto al entrenador Sergio Lobera porque tardó en plasmarlo. El técnico catalán, formado en La Masía, ha adaptado los conocimientos que aprendió en Can Barça a las características del jugador canario, acostumbrado a mimar el balón y le ha inyectado además el nervio necesario para que pelee cada acción. De esta manera, Momo y Nauzet parecen otros. Todos suman, hasta Javi Guerrero que suele disputar por norma los últimos minutos. El mediapunta de 36 años ha ejercido de hombre importante en el vestuario para rebajar el ambiente de tensión en las horas previas al choque: «Pelear por un objetivo superior debe ser un regalo y no una presión». En esa línea, la directiva ha puesto precios populares para buscar el lleno. No quieren que se escape. Han pasado once años desde la última vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario