Que el éxito aparezca es, relativamente, factible, lo complicado es que perdure. Al Córdoba le salió redonda la temporada 2011/12. Al buen juego se le unieron unos resultados magníficos. Con pocos medios conformó un equipo que practicaba el mejor juego de la categoría y a punto estuvo de subir a Primera. El proyecto prometía por la juventud de sus pilares. Sin embargo empezó a desestabilizarse cuando el arquitecto del mismo aceptó otro reto. Sin Paco Jémez, Borja, Hervás y Charles, el conjunto andaluz ha ido perdiendo presencia en el terreno de juego. Berges no fue capaz de dar con la tecla para pelear en la zona alta. También es verdad que habría que preguntarse si esta plantilla está preparada para afrontar tal cometido o si es demasiado pedir. Por las bajas que se dieron, a las que hay que unir la del lateral derecho Fernández en el mercado de invierno, da la impresión de que no resulta acorde para pelear por altas cotas. En la ciudad califal siguen hablando de opciones al play-off, pero los verdiblancos han perdido seis de los últimos ocho partidos. El reto de Esnaider es complicado, a pesar de que el argentino considere que «el objetivo es que el Córdoba esté en Liga BBVA». Mucha presión para un equipo joven, en el que sus principales figuras –Garai, Abel, Dubarbier y Rennella– no están ofreciendo su mejor cara. Tampoco Fede Vico, extremo desequilibrante, que no ha viajado a Alicante por lesión. Para más inri, no estarán Armando y Gáspar, guardianes en defensa. Demasiados problemas para un grupo que tendrá que salir a ganar con el ambiente en contra. Hace 3 meses que no se impone lejos del Arcángel y el criticado presidente Carlos González, en su línea de hacer apariciones atrevidas como las de «La Copa mola», ha dicho no entender cómo el Córdoba «no juega en Primera». Las razones, ahí están.
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