El trauma del descenso a Segunda en el último suspiro de la pasada Liga cuando nadie lo esperaba cayó como un jarro de agua fría. Pasaron muchas cosas por la cabeza de los aficionados del Villarreal. Con lo que había costado subir y asentarse... Pero estaban quienes enseguida transmitieron tranquilidad. El presidente Fernando Roig y su inseparable director deportivo, José Manuel Llaneza lanzaron un mensaje claro: «Volveremos pronto». Vendieron algunas estrellas, ficharon veteranía con garantía asegurada y llevaron a cabo una apuesta firme por la cantera. Al fin y al cabo, el filial había competido los últimos años en la categoría de plata, por lo que promesas como Juan Carlos, Jaume Costa o Joan Oriol estaban preparados para el reto. Sorprendió más que el timón del mismo se lo entregaran a alguien de 30 años. Julio Velázquez había hecho méritos con el «C» y con el «B». Y por ahora no va nada mal la apuesta. Vicente del Bosque, afamado seleccionador español, tiene un paisano que está dando mucho que hablar en la Liga Adelante. El mérito del entrenador es de consideración porque no parece sencillo partir con el acicate de tener que motivar a Mellberg, Senna y Pandiani, jugadores que le superan con creces en edad y que no están acostumbrados a pelear en Segunda. Solo hay que ver cómo corre en cada partido El Rifle. Ejemplar. Ése es el gran valor del actual Villarreal, introducir un importante plus de compromiso en un grupo rebosante de talento. Bruno Soriano está espectacular. Un mediocentro que se multiplica en defensa y ataque en cada partido, valor se enseña en la cantera. Joan Oriol es otro caso, igual que Jaume Costa. Mentalizados desde el minuto uno.
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