Cuando se sorteó el calendario de Liga en verano, a buen seguro que muchos aficionados del Elche marcaron la jornada 11 con una equis. Siempre ilusiona ver a tu equipo enfrentado a un club que viene de estar diez años consecutivos en Primera. Esa ilusión, en parte, sigue estando. También es verdad que, entre unos y otros, han debilitado tanto al Racing que se antoja complicado que regrese tan pronto a la elite. No solo es que ocupa el puesto decimoquinto en la tabla, sino que acumula cuatro jornadas sin ganar. Un aspirante al ascenso no se puede permitir estas rachas porque hay muchos rivales en la carrera. Echando la vista atrás, no es casualidad que esto ocurra cuando se prescinde de un entrenador a menos de una semana de que comience el campeonato o que la dirección deportiva no fuera capaz de retener al canterano Edu Bedia. Si además no se arma una plantilla con experiencia y liderazgo en Segunda, la situación se complica más. La crisis institucional ha acabado por instalarse en el terreno de juego. La filosofía de Fabri podría dar frutos, como ocurrió en Granada hace un par de campañas. Sin embargo, su planteamiento defensivo anula las cualidades de futbolistas como Longás. El equipo suele encomendarse a las individualidades de Jairo y Kaludjerovic y así no siempre suena la flauta. La decadencia del Racing también puede resultar un arma de doble filo, porque el peso de la historia de un escudo suele motivar a quien lo luce y la entidad cántabra cumple en 2013 cien años desde su fundación. Dicha conmemoración bien merece una mejor trayectoria. Veremos si es capaz de recuperarla más pronto que tarde.
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